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Golpes y expuestos a fecas de ratones: La querrella del INDH tras la muerte de conscripto



El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) se querelló contra todos los que resulten responsables por el delito de “apremios ilegítimos” en el caso de los conscriptos de la Brigada Motorizada N°24 “Huamachuco” de Putre, donde murió Franco Vargas de 19 años.

Según dio a conocer el medio T13, la querella entrega detalles de lo ocurrido del 21 de abril en el sector de Pacollo.

En el documento, se denuncia que los conscriptos fueron sometidos a “golpes de pies y puño por parte de sus superiores a cargo” incluso cuando dormían.

También indican que los soldados realizaban caminatas en la noche con temperaturas bajo cero y sin la ropa adecuada para el clima, o durante el día sin protección solar, como gorros o lentes. “A pesar de haberles entregado las prendas, no se les permitían utilizarlas”, dice la querella.

El INDH tambien señalan que los a los soldados no se les permitía dormir a una hora en la noche y debían continuar con la instrucción.

FECAS DE RATÓN Y LETRINAS GRUPALES

Según la declaración de los propios conscriptos, tenían un lugar llamado “el rancho” donde comían, que estaba rodeado de fecas de ratón.

Este lugar tenía el techo en malas condicionesy con solo pedazos de una puerta que dejaba pasar el frío. Allí, cocinaban para luego comer todos juntos, soldados y oficiales, usando las manos y unas bandejas de acero.

En el texto también se detalla que los soldados fueron oblgidados a usar letrinas grupales”, sin medidas higiénicas de aseo personal. Estos espacios estaban “saturados de excrementos humanos, sin agua corriente, jabón ni papel higiénico, en grupos de hasta 15 personas defecando al mismo tiempo”.

Uno de los que denunció estos hechos recordó que una vez pidió cosas básicas, como confort. Además terminó con estreñimiento “por aguantarse” ya que “a veces no tenía cómo ir al baño porque no tenía para limpiarse”.

Los baños en Pacollo eran bastantes nauseabundos y se encontraban muy alejados de las cuadras. Eran como mesas con hoyos, en que los hacían pasar de a quince personas haciendo, en conjunto, porque no había una puerta ni separación. Eran hoyos pegados, de no más de veinte centímetros por retrete”, detalla el texto.

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